El jefe del estado Mayor conjunto de la administración presidencial de Donald Trump, Mark Milley, dijo que estaba supremamente alarmado por el estado mental del exmandatario en enero pasado, por lo que decidió tomar acciones secretas para impedir que se desatara una guerra nuclear con China.
El general ordenó a sus colaboradores no actuar inmediatamente en caso de que Donald Trump diera algún paso para usar el arsenal nuclear y, además, llamó a un general de China para prometerle que Estados Unidos no atacaría su país.
Esta explosiva revelación, que está dando la vuelta al mundo, la hicieron los periodistas Bob Woodward y Robert Costa en su libro “Peril” que traduce peligro, y que conocieron en exclusiva los diarios The Washington Post y la cadena CNN.
Según el libro, citado por ambos medios, Milley llamó dos veces a su homólogo chino, el general Li Zuocheng: el 30 de octubre, días antes de las elecciones, y el 8 de noviembre, dos días después de que partidarios de Trump asaltaran el Congreso.
“General Li, quiero asegurarle que el gobierno estadounidense es estable y todo funciona bien”, dijo Milley en su llamada de octubre, escribieron los autores del libro, según citan los medios ya mencionados.
Es de resaltar que, para calmar a los chinos, Milley llegó al extremo de hacer que el Comando Indo-Pacífico aplazara ejercicios militares que Pekín hubiera podido considerar como una potencial amenaza, informó El Espectador.
Donald Trump enloqueció tras perder las elecciones
De acuerdo con El Correo, ‘Peligro’ relata cómo Milley convocó una reunión secreta en su oficina del Pentágono el 8 de enero para revisar el protocolo de actuación militar, incluido el lanzamiento de armas nucleares. En la sala de guerra ordenó a altos oficiales militares del Centro de Comando Militar Nacional que no siguieran las órdenes de nadie a menos que él estuviera involucrado.
“Nunca se sabe cuál podría ser el detonante del presidente”, dijo Milley a la cúpula militar, y después de ello, mirando a cada oficial a los ojos, les pidió uno a uno confirmación verbal de su aceptación de la orden, que entendió como un juramento, según escriben los autores.
Narran los escritores, que, en la Casa Blanca, un cuasi maníaco presidente Trump en serio declive mental deambulaba por el Ala Oeste gritando a los funcionarios y construyendo su propia realidad alternativa sobre interminables conspiraciones electorales. Por ello, el general Mark Milley no escatimó precauciones ante las maniobras del presidente para aferrarse al poder tras perder las elecciones. El jefe militar, que ya había realizado dos llamadas telefónicas por un canal secreto de alta seguridad con el jefe del Estado Mayor del Ejército chino, hizo una nueva llamada urgente a su homólogo el general Li Zuocheng, en máxima alerta por el caos estadounidense.
Convulsión por toma del capitolio
A las siete de la mañana de ese mismo día trataba de reasegurar a Pekín la estabilidad del Gobierno estadounidense a pesar de la percepción de convulsión que ofrecían las imágenes del asalto al Capitolio. La comunicación dejó a ambos más preocupados que aliviados. Durante una hora y media, con mediación de traductores, Milley trató de calmar la aprehensión de Li explicando que la democracia era a veces un poco convulsa, pero que todo estaba bajo control, a sabiendas de que la realidad era muy diferente.
La insistencia de Milley dejó al general chino conmocionado ante un potencial escenario de desastre militar entre las dos naciones. Al final de la llamada, Milley estaba convencido de la extrema gravedad de la situación. El ataque del 6 de enero había sido planeado para desestabilizar al Gobierno e impedir la certificación constitucional de la victoria electoral de Joe Biden y no se podía descartar la posibilidad de una trama de mayor calibre de asalto al poder.
Según el libro, Milley también le dio a conocer a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, de todo lo que estaba pasando y le confirmó que las armas nucleares estaban seguras.
Woodward y Costa obtuvieron una transcripción de la llamada de Nancy Pelosi:
“¿Qué precauciones están disponibles para evitar que un presidente inestable inicie hostilidades militares o acceda a los códigos de lanzamiento y ordene un ataque nuclear”, preguntó Pelosi?
“Si ni pudieron detenerlo de asaltar al Capitolio, ¿quién sabe qué más puede hacer?” añadió. “Está loco. Ud. sabe que está loco … y lo que hizo ayer es una prueba más de su locura”.
El sistema tiene “muchos controles” para evitar el comportamiento extremo del presidente, respondió Milley.
Empero agregó: “Estoy de acuerdo con Ud. en todo”.
De esta manera, el jefe militar tomó actuación de inmediato, y movilizó a las dos grandes agencias nacionales de seguridad del Estado para establecer una autoridad de gobierno en la sombra bajo su mando. Alertó a sus jefes militares, al director de la Agencia de Seguridad Nacional, Paul Nakasone, y a la entonces directora de la CIA, Gina Haspel, a quienes les pidió que mantuvieran agresivamente la vigilancia 360 grados “todo el tiempo”.
Dicen los autores, que Haspel le dijo al general que temía “un golpe de estado de extrema derecha”. Escriben Woodward y Costa, que las acciones tomadas por el jefe del Estado Mayor Conjunto estaban fuera de los límites de autoridad y asumía poderes extraordinarios al margen de la Constitución Nacional, y a espaldas del Gobierno, del público y del resto del mundo, pero que esto lo hacía con el fin de asegurar una transferencia de poder pacífica, además como “una precaución de buena fe para asegurar que no hubiera una ruptura histórica en el orden internacional, ni una guerra accidental con China, u otros, y evitar el uso de armas nucleares”.
Donald Trump, un peligro
De acuerdo al medio Independiente, después de descubrir que Trump había firmado un memorando escrito por dos de sus aliados en el que ordenaba la retirada de todas las tropas estadounidenses de Afganistán antes del 15 de enero de 2021, sin notificar a nadie del equipo de seguridad nacional, el general Milley no podía olvidar que Trump se había ido con los jefes de las fuerzas armadas.
Luego de la insurrección del 6 de enero, el general Milley “no sintió ninguna certeza absoluta de que los militares pudieran controlar o confiar en Trump y creía que era su trabajo como oficial militar superior pensar lo impensable y tomar todas y cada una de las precauciones necesarias”, escriben los autores. Gen Milley pensó que era el “momento más oscuro absoluto de posibilidad teórica”.
Woodward y Costa escriben que Trump podría iniciar un conflicto con Estados Unidos o en el extranjero para distraer a la nación y al mundo de su derrota electoral ante el presidente Joe Biden. Tras la negativa de Trump a conceder las elecciones en noviembre de 2020, el director Haspel le mencionó a Gen Milley: “Estamos en camino hacia un golpe de derecha. Todo es una locura. Se está comportando como un niño de seis años con una rabieta”. También le preocupaba que Trump pudiera tomar medidas para atacar a Irán.
Los republicanos y declaraciones del general
Para los miembros del partido republicano, estos informes demuestran la extralimitación de poder y de funciones de Milley, dicen que inclusive existe la posibilidad de haber ofrecido un soplo a uno de los principales adversarios de Estados Unidos.
“El trabajo del presidente de la JCOS para subvertir la cadena de mando militar y confabularse con China es exactamente lo que no aceptamos de los líderes militares de nuestro país”, escribió el senador Rand Paul de Kentucky en Twitter. “Debería ser juzgado por un consejo de guerra si es cierto”.
Las palabras de Paul fueron replicadas por la representante de extrema derecha Marjorie Taylor Greene de Georgia, quien simplemente tuiteó: “Mark Milley, un tribunal de guerra”.
Otros senadores republicanos como Cynthia Lummis de Wyoming y Roger Marshall de Kansas también pidieron el despido de Milley, la mayoría de los senadores republicanos parecen no haber comentado todavía sobre el asunto.
Por el lado de la Cámara, el representante Matt Gaetz de Florida pidió la destitución de Milley, sugiriendo en Newsmax que Milley había “violado algunas leyes muy buenas”.
Mientras tanto, varios otros republicanos del Congreso pidieron que Milley fuera despedido o renunciara, incluidos los representantes. Chris Stewart de Utah, Dan Obispo de Carolina del Norte, y Doug Lamborn de Colorado.
Otros republicanos fueron aún más lejos, acusando a Milley de traición. La representante Jody Hice de Georgia falsamente reclamado Milley “conspiró con una potencia extranjera en un golpe de estado”, mientras que el representante Andy Biggs de Arizona dijo que el general “Debería pasar a la historia como un traidor al pueblo estadounidense”. Y el representante Byron Donalds de Florida emitió un comunicado diciendo que las acciones de Milley estaban “próximas a la traición”, aparentemente al escribir mal “traición”.
Por su parte, el influyente senador republicano Marco Rubio le escribió una carta al presidente Joe Biden pidiendo que releve al general Milley de sus responsabilidades. “Estas acciones del general Milley demuestran una clara falta de buen juicio, y le insto a que lo releve de inmediato”, dice Rubio. “Este es un precedente peligroso que el general Milley u otros podrían reeditar en cualquier momento en el futuro. Amenaza con destrozar el antiguo principio de control civil de las fuerzas armadas de nuestra nación”.
Espaldarazo del presidente Biden al General
Durante el miércoles, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, manifestó todo su apoyo al jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, tras las polémicas revelaciones del libro Peligro, y enfatizó en que confía plenamente en él.
“Tengo una gran confianza en el general Milley”, dijo Biden al ser preguntado por los periodistas al final de una reunión con empresarios para hablar del Covid-19.
Mientras que la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo en una rueda de prensa diaria, que es obligación del jefe del Estado Mayor conjunto “seguir órdenes constitucionales para evitar una acción militar ilegal”.
Finalmente, recalcó la funcionaria, que “el presidente actual, que sigue la Constitución, que no fomenta la insurrección, que sigue el cumplimiento de la ley, tiene confianza plena en Milley”.
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