Afganistán a merced de los talibanes: ¿Qué sucede?

Los combatientes talibanes montan guardia en un vehículo a lo largo de la carretera en Kabul el 16 de agosto de 2021, después de un final asombrosamente rápido de la guerra de 20 años de Afganistán, mientras miles de personas asaltaban el aeropuerto de la ciudad tratando de huir de la temida línea dura de islamistas del grupo.
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Los combatientes talibanes montan guardia en un vehículo a lo largo de la carretera en Kabul el 16 de agosto de 2021, después de un final asombrosamente rápido de la guerra de 20 años de Afganistán, mientras miles de personas asaltaban el aeropuerto de la ciudad tratando de huir de la temida línea dura de islamistas del grupo.

Transcurridos 20 años de permanencia de tropas estadounidenses en territorio afgano, y tras un retiro pactado hasta este 31 de agosto, el grupo fundamentalista de los Talibanes de nuevo se apoderó del país. Luego de dos semanas de ofensiva, los talibanes lograron conquistar el 90% del territorio nacional, dominando hasta el momento 30 de las 34 provincias que lo conforman.

Durante este domingo 15 de agosto, en menos del tiempo esperado, los rebeldes se hicieron al control de Kabul, llegando al palacio presidencial, lo que provocó que el presidente, Ashraf Ghani, abandonara el país horas después.

Según informo el periódico El Tiempo, los talibanes clamaron “victoria” desde el palacio de gobierno, por lo que el presidente Ghani declaró a través de Facebook, que había abandonado el país para evitar un “baño de sangre”, pues “innumerables patriotas habrían sido martirizados y Kabul destruida” si se hubiera quedado.

Es de señalar que, de acuerdo con declaraciones de Zabiulá Muyahid, portavoz habitual de los talibanes, decidieron entrar a la ciudad después de circundar las afueras de la misma, para evitar el caos y el saqueo frente al abandono de la ciudad, y puestos de control por parte de las fuerzas de seguridad.

Sin embargo, en declaraciones anteriores a la salida del presidente, el Ministro del Interior en funciones, Abdul Sattar Mirzakawal, había dicho que se daría un traspaso de poder político a los talibanes de una manera “pacífica”. En un mensaje de vídeo, afirmó que este grupo no atacaría a Kabul como parte de un acuerdo. “La seguridad de la ciudad está garantizada, no será atacada (…), y el trato es transferir el poder pacíficamente al liderazgo de una Administración de transición, inshallah (si Dios quiere). Kabul está a salvo, pueden estar seguros”.

Entre tanto, y citando a diario El País, Suhail Shahein, un portavoz de los insurgentes aseguró en declaraciones a la cadena británica BBC que la milicia busca una transición de poder pacífica que se produzca en los próximos días.

“No queremos ni un solo civil afgano inocente herido o muerto mientras tomamos el poder, pero no hemos declarado un alto el fuego”, ha declarado, por su parte, un jefe talibán en Doha (Qatar), donde se estaban manteniendo conversaciones con el Gobierno para el cese de las hostilidades. Sin embargo, otros miembros de la milicia dijeron a la agencia Reuters que no buscan un Ejecutivo de transición tras su fulgurante victoria. En todo caso, los talibanes han lanzado llamamientos a la calma e insisten en que no pretenden una toma del poder violenta.

Ciudadanía afgana en medio del terror

Soldados de las Fuerzas de Seguridad afganas viajan en un vehículo armado a lo largo de una carretera en la provincia de Panjshir en Afganistán el 15 de agosto de 2021

Getty ImagesSoldados de las Fuerzas de Seguridad afganas viajan en un vehículo armado a lo largo de una carretera en la provincia de Panjshir en Afganistán el 15 de agosto de 2021

En medio de las arremetidas a las ciudades y de los comunicados de lo talibanes a la calma, los habitantes de Afganistán están apoderados del miedo y el terror ante lo que pueda venir. Miles de personas desplazadas abandonan el país para evitar vivir de nuevo bajo el dominio talibán, un regimen que les impone la fe rigurosa sobre el islam, el castigo físico y de crueldad, y que además vulnera a la mujer en sus derechos.

El panorama que se ve en las ciudades es de cientos de personas intentando sacar sus ahorros de los bancos, descubriendo que el Gobierno ha restringido la retirada a 2.000 dólares, habitantes abasteciéndose de víveres en tiendas que se cierran por la inseguridad, y calles algunas en soledad y otra congestionadas por gentes apresuradas por resguardarse en sus hogares antes del toque de queda.

“La gente tiene miedo de un posible saqueo generalizado por parte de hombres armados, delincuentes, secuestros, ataques y otros actos inmorales como las violaciones. Tememos que haya un vacío de poder”, ha afirmado Haji Imamd Dad, un funcionario de 48 años. En algunas zonas se han reportado ya saqueos menores y que dos policías han sido desarmados por una turba de jóvenes.

De hecho, un comerciante de alfombras de Kabul dice que veinte años después de la invasión, Estados Unidos está abandonando Afganistán y deja un desorden. “No sabemos qué pasará con este país, pero todos hemos perdido la esperanza de mejorar la situación. El mundo y los afganos deben responsabilizar a los líderes estadounidenses de iniciar esta guerra y, sin encontrar la manera de ponerle fin, irse ahora dejando a Afganistán en una situación peor que antes de la expulsión de los talibanes”, opinaba Tajuddin en medio de la incertidumbre que reina en Kabul.

Según la BBC, una mujer de 29 años que trabajaba como partera, Nooria Haya, comenta que regularmente asistía a reuniones y debates con médicos hombres para decidir los tratamientos de pacientes de la clínica pública en la que trabaja, ubicado en Ishkamish, un distrito rural con escasos servicios, en la provincia de Takhar, en la frontera noreste de Afganistán con Tayikistán, pero que recientemente, descubrió que las reuniones entre el personal masculino y femenino estaban prohibidas. Fue la primera orden que les dieron los talibanes cuando el grupo tomó el control de la región, dijo.

Pretensiones de los talibanes

Los combatientes talibanes patrullan las calles de Kabul el 16 de agosto de 2021, después de un final asombrosamente rápido de la guerra de 20 años de Afganistán, mientras miles de personas asaltaban el aeropuerto de la ciudad tratando de huir del temido tipo de gobierno islamista de línea dura del grupo.

Getty ImagesLos combatientes talibanes patrullan las calles de Kabul el 16 de agosto de 2021, después de un final asombrosamente rápido de la guerra de 20 años de Afganistán, mientras miles de personas asaltaban el aeropuerto de la ciudad tratando de huir del temido tipo de gobierno islamista de línea dura del grupo.

De acuerdo con CNN, los talibanes han tratado de presentarse a sí mismos como diferentes del pasado: “han afirmado estar comprometidos con el proceso de paz, un gobierno inclusivo y dispuestos a mantener algunos derechos para las mujeres”.

El portavoz de los talibanes, Sohail Shaheen, dijo que las mujeres aún podrían continuar su educación desde la educación primaria hasta la superior. Eso implica una ruptura de las reglas durante el pasado gobierno de los talibanes entre 1996 y 2001. Shaheen también dijo que diplomáticos, periodistas y organizaciones sin fines de lucro podrían continuar operando en el país.

“Ese es nuestro compromiso, proporcionar un entorno seguro y que puedan llevar a cabo sus actividades para el pueblo de Afganistán”, dijo.

Sin embargo, dice el informativo que observadores de la situación actual de este país, consideran que es preocupante el retorno de los talibanes al gobierno. Dicen que temen que se presenten las mismas violaciones a los derechos humanos como los presentados hace dos décadas. Hacen referencia especialmente a los derechos de las mujeres que fueron severamente vulnerados y restringidos.

Por su parte, António Guterres, Secretario general de las Naciones Unidas, dijo que “Se deben preservar el derecho internacional humanitario y los derechos humanos, especialmente los logros de las mujeres y las niñas, que tanto les costó conseguir”.

Y Amin Saikal, autor de “Afganistán moderno: una historia de lucha y supervivencia”, dijo que los talibanes no querían que Afganistán se convirtiera en un estado paria y querían seguir recibiendo ayuda internacional. Sin embargo, advirtió: “En lo que respecta a su compromiso ideológico, en realidad no han cambiado”.

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