El 8 de septiembre es la fecha programada por el congreso de los Estados Unidos para que regresen los senadores y representantes a la nueva sesión legislativa, y desde hacía mucho tiempo esa fecha no había causado tanta expectativa como ahora.
El elemento más importante tiene que ver con la aprobación del nuevo paquete de estímulo del COVID-19 sobre los cuales millones de estadounidenses que dependen de una nueva ayuda federal están ansiosos porque el proyecto finalmente pueda ver la luz.
Aunque todavía no hay claridad sobre si habrá un nuevo paquete de estímulos o no hasta el momento lo cierto es que los republicanos mandarán la parada ya que son la mayoría en el senado y están aliados directamente con la Casa Blanca.
En ese orden de ideas los dos proyectos que aparecen en el camino tienen que ver solamente con la opción de elaborar un paquete por $1.3 billones de dólares tal como lo anunció la Casa Blanca la semana pasada en un intento del gobierno federal por aumentar el rubro que se destinaría a los nuevos alivios o en el peor de los casos la propuesta de $500 millones de dólares, más conocido como el skinny bill (proyecto delgado) que ha comenzado a tomar fuerza.
En ese sentido la mala noticia es que el skinny bill no ofrece dineros para cheques de estímulo tan solo ofrece dineros para mejoramientos en el correo, apertura de las escuelas y los bonos de desempleo semanales hasta el próximo mes de diciembre.
La presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin se comunicaron vía telefónica el martes pero no llegaron a un acuerdo ya que la demócrata insiste en se aprueben $2.2 billones de dólares mientras que Mnuchin se mantiene en $1.3 billones de dólares.
“Lamentablemente, esta llamada telefónica dejó en claro que los demócratas y la Casa Blanca continúan teniendo serias diferencias en la comprensión de la gravedad de la situación que enfrentan las familias trabajadoras de Estados Unidos”, declaró Pelosi en un comunicado.
Pero Mnuchin no solo sostuvo la llamada con Pelosi, también formó parte de un panel de la Cámara donde recalcó que no avalaba la propuesta de $2.2 billones de dólares, además de que afirmó que Donald Trump apoya más ayuda para trabajadores, escuelas, pequeñas empresas y pruebas.
“Permítanme decirles que estoy muy de acuerdo con usted y esos otros expertos en que se necesita más respuesta fiscal. El presidente y yo queremos avanzar con una respuesta más fiscal”, afirmó el secretario del Tesoro.
Los demócratas estiman que el plan del presidente se queda corto para contrarrestar la crisis que se está enfrentando por el gran problema de COVID-19, principalmente para familias y empresas.
“¿Cree la Casa Blanca que las familias trabajadoras de Estados Unidos no valen la inversión necesaria para derrotar el virus y la crisis económica que lo acompaña? ¿O preferirían gastar el dinero de otra manera?”, declaró Pelosi.
La Administración Trump está presionando para que se defina un nuevo paquete de estímulo que brinde a las familias $1,200 dólares, pero no da su brazo a torcer en cuanto a un monto mínimo, al tiempo que los republicanos tratan de aprobar en el Senado su plan incluso menor, que no abarca la ayuda financiera directa a familias.
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